Playa de Maslinica (Isla de Hvar): agua calma junto al ferry y sombra de pinos que salva el día

Maslinica, al lado del puerto de Stari Grad, es pura practicidad: agua tranquila, sombra de pinos y servicios a mano. Te cuento cómo llegar sin estrés, cuánto gastar, dónde comer y cuándo conviene ir. Directo y útil.

Después de investigar la zona de Hvar y contrastar con viajeros que mueven base en Stari Grad, saqué una conclusión simple: Maslinica funciona cuando buscas agua tranquila y salida rápida del ferry sin complicarte. No es una postal aislada; es práctica, accesible y con sombra natural. Aquí te dejo lo que realmente sirve, con detalles que evitan tropiezos.

Playa de Maslinica (Isla de Hvar) cómo llegar

Maslinica está pegada al puerto de Stari Grad, en la costa norte de Hvar. Si llegas en ferry desde Split, en 5–10 minutos a pie estás en la playa. Es una bahía de cantos rodados con fondo claro, ideal para un baño rápido al desembarcar o antes de embarcar. En costas de Dalmacia he comprobado que las calas junto al muelle son puro trámite eficiente: sales con olor a sal y pino, y en nada ya estás con los pies en el agua. Un local me resumió la logística con una frase que se me quedó grabada.

“Llega con margen; aquí los ferris marcan el ritmo del día.”

Acceso Playa de Maslinica sin coche

  • Ferry Split–Stari Grad: salidas frecuentes en temporada; compra online y ten el código listo. Si viajas en hora punta, llega con margen para el embarque y para caminar sin apuro hasta la bahía.
  • A pie: desde la terminal, ve bordeando la bahía hacia el oeste; camino sencillo y señalizado. Con maleta de rueditas pequeñas, el tramo de canto puede sacudir un poco, pero es corto.
  • Bus local: conecta Hvar Town y Jelsa con Stari Grad; bájate en la estación central y camina 12–15 minutos. Sigue los carteles a “Luka/Port” y luego “Maslinica”.
  • Taxis y transfers: útiles si traes equipaje pesado; trayectos cortos dentro de Stari Grad. Pregunta precio antes de subir y lleva efectivo por si el datáfono falla.

Dónde aparcar en Playa de Maslinica

  • Parking del puerto: plazas de pago, rotación alta en horarios de ferry. Lleva moneda o la app local; controlan bastante.
  • Calles cercanas: zonas marcadas; evita bloquear accesos y rampas. Multan y el remolque arruina el día.
  • Consejo: si vas a pasar varias horas, deja el coche un poco más lejos y camina por el paseo marítimo. El paseo es agradable y te ahorras dar vueltas cuando el ferry entra.

Rutas y horarios de bus en Hvar hacia Maslinica

  • Ruta Hvar Town–Stari Grad: mayor frecuencia en verano; confirma horarios el día anterior en la estación o web del operador local.
  • Desde Jelsa y Vrboska: combinaciones hacia Stari Grad; el último tramo siempre es a pie siguiendo la bahía.
  • Nota práctica: el último bus se llena; si dependes de él, llega con tiempo para hacer fila y evita quedarte tirado.

Por referencias de locales de Stari Grad, moverte a pie o en bici plegable es lo más eficiente. Menos estrés, mismo resultado. Entre el golpeteo de cabos en los mástiles y el aroma a gregada que sale de las konobas, el trayecto se disfruta casi tanto como el baño. Punto.

Mejor época y clima real en Maslinica

En costas del Adriático, he comprobado que el calendario manda más que el termómetro. Hvar luce horas eternas de sol y veranos secos, y en Maslinica el abrigo de la bahía mantiene el agua casi siempre plana, incluso cuando afuera sopla. Recuerdo una mañana de junio: cigarras a coro, olor a pino y esa lámina turquesa que invita a entrar sin pensarlo. A mediodía el sol pega fuerte, y cuando el ferry maniobra se siente el bocinazo y, a veces, un soplo a diésel. Nada grave, pero conviene saberlo.

Mejor época Playa de Maslinica

  • Junio y septiembre: clima estable, brisa amiga por la tarde y menos cuerpos compitiendo por la sombra. Precios más razonables en hamacas y en las konobas cercanas. Para nadar tranquilo y sacar fotos limpias, es el rango dulce.
  • Julio–agosto: calor alto (30–34 °C a mediodía), ambiente más ruidoso por el tráfico de ferris y más hamacas ocupadas. Si vas en estas fechas, madruga o apunta al atardecer; el color del agua al bajar el sol compensa el gentío.
  • Mayo y octubre: plan sereno. El agua puede sentirse fresca al entrar, pero al sol del mediodía se disfruta. Por referencias de locales de Stari Grad, a veces cae un día de bura (viento del NE) que refresca de golpe; un cortavientos ligero no estorba.

Viento y temperatura en la bahía de Maslinica

  • Brisas de tarde: el maestral suele entrar suave y refrescar sin levantar mar de fondo notable. La bahía actúa como escudo, ideal para flotar largo rato sin oleaje incómodo.
  • Agua: 22–26 °C en pleno verano; a inicios de junio ronda 20–22 °C y en octubre puede quedar en 19–21 °C. Calcetines o calzado acuático recomendables por los cantos y algún erizo en las rocas laterales.
  • Sombras: los pinos salvan el día en horas pico. Llega temprano si quieres un hueco de sombra continua; a las 11 ya se negocia centímetro a centímetro. El suelo huele a resina y tierra caliente, un respiro real.

Un marinero del ferry me comentó que cuando sopla jugo (SE) la humedad sube y el calor se pega a la piel, pero la bahía aguanta bien. Muy ocasionalmente, con esas condiciones, puede aparecer alguna medusa perdida; nada frecuente. Mi recomendación: plan de baño temprano, pausa a la sombra con una kava o un burek de la pekara, y vuelta al agua cuando la brisa ya trabaja. Hidratación constante y respeto por los pinos: no cuelgues hamacas de sus ramas, que aquí el verano es largo y los árboles hacen el trabajo duro.

Servicios y comodidades sin sorpresas

Maslinica funciona sin complicarse: duchas de enjuague, alquiler de hamacas en temporada, sombra natural bajo pinos y accesos razonables. No esperes un resort con animación; es una playa urbana tranquila, pegada al puerto de Stari Grad, con el rumor del ferry y el olor a pino y sal haciendo su parte.

Servicios en Playa de Maslinica

  • Duchas y baños: disponibles en época alta cerca del paseo.
  • Hamacas y sombrillas: renta por día o medio día; pregunta antes por tarifas y horarios.
  • Accesibilidad: tramos con rampa; suelo de canto rodado, mejor con calzado de agua.
  • Socorrismo: presencia estacional; respeta boyas y zona de bañistas.

En playas similares he visto que lo práctico manda, y aquí es igual. Un día descubrí que la ducha del extremo más cercano al muelle tiene menos fila justo después de que zarpa el ferry; los minutos de silencio valen oro. El socorrista —si mal no recuerdo, Marko— me comentó una regla clara: “si suena el silbato, es porque un barco entra o hay alguien fuera de la línea”. Sencillo y eficaz. Las hamacas suelen alquilarse con ticket físico; llevan control por color, y algunos días permiten medio día a partir de primera hora de la tarde. Lleva efectivo en euros para el alquiler; los locales aceptan tarjeta en la mayoría de negocios, pero el chico de las tumbonas a veces no.

Sobre accesos: hay rampas y pasarelas que facilitan entrar con carrito, aunque el canto rodado manda y eso se nota al acercarse al agua. Para personas con movilidad reducida, la zona del paseo es la más amable; por referencias de locales de Stari Grad, los días de mayor afluencia conviene llegar temprano para evitar tramos con obstáculos improvisados (toallas, neveritas, etc.).

Consejos de seguridad y equipamiento

  • Calzado acuático: evita resbalones y erizos en rocas laterales.
  • Sombrilla ligera: si llegas tarde, la sombra de pinos se agota.
  • Bolsa estanca: por salpicaduras y paseos cercanos a la orilla.

He comprobado que las estelas del ferry apenas levantan ola, pero pueden generar un pequeño balanceo que sorprende a peques cerca de la orilla; mantén la vista en ellos cuando suenan motores. Los baños públicos aguantan bien por la mañana y sufren hacia media tarde; lleva papel por si acaso. Las fuentes públicas a veces están fuera de servicio, así que una botella reutilizable llena te salva el día. Y si te gusta flotar mirando el cielo, un noodle o colchoneta barata te deja en modo siesta sin gastar mucho.

Cuando el sol baja y el puerto huele a parrilla, el plan se mueve hacia las konobas y heladerías a un paso del paseo. Si te interesa comer bien sin desfondar la cartera, lo cuento en el siguiente capítulo.

Comer y gastar cerca de la playa

Junto al puerto de Stari Grad, a un paseo corto desde Maslinica, el aroma a pescado a la parrilla y a ajo con perejil se mezcla con la brisa salada y el rumor de los ferris. En costas del Adriático he comprobado que en temporada alta los precios suben y las mesas vuelan, pero si te alejas de la primera línea y te fijas en los menús del día (o en la pizarra de “daily specials”), comes bien sin romper el presupuesto. Una mañana de julio, la señora de la pekara me pasó un burek caliente y me dijo que lo llevara “bajo los pinos, mejor que cualquier terraza al sol”. Tenía razón.

Dónde comer cerca de Playa de Maslinica

  • Konobas del puerto: pescado del día, ensaladas, platos de pasta; reserva en horas punta. Si pides pescado a precio por kilo, pregunta peso y total antes. La “gregada” de Hvar y la ensalada de pulpo salen mucho.
  • Opciones rápidas: bocadillos, pizzas al corte y helados artesanos para resolver sin perder la sombra. Un corte de pizza te salva entre baño y baño, y el “sladoled” de pistacho suele ser apuesta segura.
  • Mercados y panaderías: ideales para picnic bajo pinos. Tomates dulces, higos cuando es temporada, pan crujiente y queso local; añades aceitunas y listo.

“Si quieres comer como nosotros, ven temprano a por sardinas y vuelve al atardecer por la sopa de pescado”, me dijo un pescador mientras ordenaba sus redes.

Consejo práctico: pide agua del grifo sin problema; en Croacia es potable y muchos locales lo hacen. Y ojo con el “cubierto/pan” y el “servicio”: a veces aparece como extra en la cuenta.

Presupuesto real para Playa de Maslinica

  • Hamaca y sombrilla: medio día suele compensar si te mueves a otras calas luego. Si vas en modo picnic, la sombra de los pinos te ahorra el gasto.
  • Comida: menú medio entre 15–25 € por persona; helado 2.5–4 €. Café 2–3 €, cerveza 3–5 €, por si quieres afinar.
  • Ahorro: agua reutilizable y snack propio; usa fuentes públicas cuando estén operativas. Mirar la pizarra de “dish of the day” suele recortar la cuenta.

Después de investigar la zona, diría que los mejores tratos aparecen en calles interiores, a dos o tres manzanas del muelle. Menos vistas, más sabor y precios más honestos. Si mal no recuerdo, una konoba en segunda línea me sirvió mejillones en buzara de escándalo a precio normal cuando el paseo estaba a tope. Así de directo: come donde cocinan para locales, no donde solo posan para fotos.

Actividades tranquilas y planes cercanos

Este tramo del Adriático invita a bajar el ritmo: flotar, escuchar el murmullo del ferry a lo lejos y oler los pinos calientes a media tarde. En costas del Adriático he comprobado que las mañanas regalan agua más clara y calma; en Maslinica se nota, sobre todo en los laterales rocosos. Un barquero me dijo una vez: “cuando el maestral se levanta, la brisa mueve la superficie, pero aquí dentro la bahía aguanta bien”. Funciona.

Actividades en Playa de Maslinica

  • Snorkel ligero: mejor visibilidad por la mañana, evita zonas de boyas.
  • Paddle y kayak: alquiler ocasional en temporada alta; aguas muy manejables.
  • Paseo costero: atardecer caminando hacia el centro histórico.

Para el snorkel, bordea las rocas y lleva escarpines: hay erizos y el fondo es de canto rodado. Si ves manchas oscuras, suele ser posidonia; no la pises ni la remuevas, protege la vida del lugar. Por referencias de locales de Stari Grad, las mejores franjas son las primeras dos horas de luz. Con el paddle/kayak, pregunta en los kioscos de la playa o en el puerto si no ves alquiler activo; a veces abren según demanda. Aguas planas la mayor parte del día y cero drama para principiantes. Y el paseo costero hacia el casco viejo es un clásico: unos 20–25 minutos por el paseo, bancos a la sombra y ese olor a mar mezclado con higos que te acompaña. Al atardecer, la luz rebota en las fachadas y da ganas de quedarse sentado, punto.

Qué ver junto a Stari Grad desde la playa

  • Casco antiguo de Stari Grad: callejas de piedra y ritmo tranquilo.
  • Plano de Stari Grad: paisaje cultural protegido, olivares y viñedos a pocos minutos en bici.
  • Pequeñas calas cercanas: si buscas un punto más silencioso, explora a pie fuera del eje del puerto.

El casco antiguo pide perderse sin prisa. Entre piedras pulidas y puertas de madera, asoma la Tvrdalj de Petar Hektorović si mal no recuerdo, con su estanque interior que refresca la mente. El Plano de Stari Grad (Stari Grad Plain), declarado por su traza agrícola griega, está a tiro en bici: caminos de muretes secos, parras, olivos y ese silencio que sólo rompe una cigarra. Ruta fácil y gratificante. Para variar, explora calas pequeñas fuera del eje del puerto; en playas similares he visto que, caminando 10–15 minutos hacia zonas de pinar, encuentras plataformas de roca donde caben dos toallas y nada más.

Advertencias honestas: cuando atraca el ferry, sube el ruido y hay algo más de movimiento en el agua cerca del canal; mantén distancia de las boyas. En julio y agosto el paseo se llena y el alquiler de tablas puede agotarse. A veces pasa una nube de medusas en días de calor extremo; si la ves, cambia de lateral y listo. Mi recomendación: llega temprano, cuida lo que llevas (y te llevas tu basura), usa protector reef-safe y respeta la posidonia. La playa te devuelve el favor con un día simple y redondo.

Familias y alojamiento práctico

Para familias, Maslinica tiene dos cartas ganadoras: agua generalmente calma y sombra de pinos. Ojo con el vaivén de gente en horarios de ferry; planifica si viajas con cochecito o muchos bultos. En costas del Adriático he comprobado que el oleaje es bajo la mayor parte del día, pero la estela del ferry puede agitar el agua unos minutos y subir el ruido ambiental. Nada dramático si te organizas con horarios y eliges bien el punto bajo los árboles.

Playa de Maslinica con familia o solo

  • Entrada al agua: pendiente suave en la zona central.
  • Sombra y siesta: llega temprano para asegurar un buen lugar bajo pinos.
  • Ruido: aumenta cuando atraca el ferry; elige horas intermedias para descansar.

Un día, cuando el sol recién calentaba las piedras y olía a resina de pino mojada, vi a varias familias montar base antes de las 9: toallas, water shoes y una sombrilla por si falla la sombra natural. Un pescador me explicó que “cuando suena la sirena del ferry, la bahía despierta”, y tiene razón: sube el murmullo y se mueve el agua, luego vuelve la calma. Para peques, la zona central es la más amable por la pendiente y el fondo de guijarros; mejor llevar escarpines por erizos dispersos en los laterales. Carritos y sillas de paseo van bien por el paseo pavimentado; hay tramos con rampas y bancos a la sombra para esas pausas salvadoras.

Servicios reales, sin humo: duchas básicas, algún kiosco de helados y café, alquiler ocasional de hamacas en temporada alta. Los baños pueden quedar justos en las horas pico, así que conviene anticipar. Si el plan es siesta seria, busca el primer cinturón de pinos alejándote unos metros del muelle; notarás enseguida cómo baja el ruido y entra la brisa.

Alojamiento cerca de Playa de Maslinica

  • Apartamentos en Stari Grad: buena relación calidad-precio y acceso a pie.
  • Hoteles boutique: opciones limitadas pero cómodas para moverse sin coche.
  • Consejo: prioriza ubicación sobre extras; ganarás tiempo cada día.

Por referencias de locales de Stari Grad, los apartamentos del casco histórico y el frente de bahía funcionan perfecto para familias: cocineta, supermercado cerca y caminata corta a la playa. Los hoteles boutique son pocos, discretos y prácticos si quieres moverte sin coche; revisa si incluyen cuna y aire acondicionado potente, en julio-agosto se agradece. Mi recomendación: elige ubicación sobre la piscina o el diseño. Estar a 10-15 minutos a pie de Maslinica te ahorra el drama de aparcar en la zona del ferry, que se llena y no es barato.

Detalle útil: pregunta por ventanas con buen aislamiento si eres de sueño liviano; los ferries marcan ritmo. Y para cerrar el día, una caminata corta hasta el centro trae recompensa: una pasticada o pescado a la parrilla con aceite de oliva local, niños con helado en mano y esa luz dorada que hace brillar la bahía. Funciona, punto.

Maslinica es una playa para días prácticos: llegas del ferry, te metes al agua clara, descansas bajo pinos y comes cerca sin moverte mucho. Si buscas soledad absoluta, no es aquí. Si valoras accesibilidad, servicios y tiempos cortos, cumple. Ajusta expectativas, elige bien la hora, cuida el entorno y respeta el ritmo local; así funciona, sin más vueltas.

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Bruno Costa

Bruno Costa es un viajero incansable y apasionado del surf. Ha recorrido playas de España, Portugal y Latinoamérica buscando la ola perfecta. En PlayasMundo comparte consejos, historias y destinos para que cada viaje al mar sea una experiencia inolvidable.

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