Anse Severe (La Digue): atardeceres en bici y snorkel a tres pasos del camino

Anse Severe es la playa práctica de La Digue: llegas en bici, te metes a snorkelear en agua calma y cierras el día con un atardecer limpio. Aquí está lo útil de verdad para no perder tiempo ni dinero.

Por referencias de locales de La Digue, entendí que Anse Severe funciona cuando buscas agua tranquila, sombra real y una entrada sencilla al mar. Es la playa donde llegas pedaleando, dejas la bici bajo un takamaka y te pones las aletas. Aquí te dejo lo que sirve, lo que no, y cómo evitar errores simples.

Acceso Anse Severe (La Digue) sin coche

En La Digue casi todo se hace en bicicleta. Desde el muelle de La Passe sigue la costa hacia el noroeste; es un tramo plano de unos 1,8 km. Tiempo real: 10–15 minutos en bici, 25–30 caminando. Hay taxis eléctricos para equipaje o si viajas con niños, pero no esperes servicios constantes.

La carretera costera está asfaltada y va pegada al mar, con sombra intermitente de casuarinas y cocoteros. El viento suele entrar de costado, nada dramático. Justo al salir del muelle tienes colmados donde cargar agua fría y algo de fruta; conviene hacerlo ahí porque en Anse Severe no hay tiendas. Al atardecer el flujo de bicis se intensifica: ve con calma, timbre a mano y luces encendidas si te toca volver de noche. Después de investigar La Digue, noté un patrón simple: cuando llueve fuerte, quedan charcos y algo de arena suelta en los bordes; baja un punto la velocidad y no pasa nada.

  • Mahé a La Digue: vuelo a SEZ, luego ferry a Praslin y conexión a La Digue. Reserva con antelación en temporada alta.
  • Alquiler de bicicleta: fácil en La Passe. Revisa frenos y luz si vuelves de tarde.
  • Camino firme, apto para carriolas; entrada a la arena con ligera pendiente.

Un chico del taller de bicis me dijo: “si piensas parar a snorkelear, trae candado simple y deja la cesta vacía, nada a la vista”. Sentido común. Yo sumo dos cosas que funcionan: botellín extra y un trapo para secar el asiento después de la lluvia. Y si viajas con peques, pide asiento infantil con correas completas, no todos están en buen estado.

Dónde aparcar en Anse Severe (La Digue)

No hay coches, así que “aparcamiento” significa dejan las bicis bajo la sombra. Usa candado simple y evita bloquear accesos. Suelo firme junto a la carretera costera; fácil para apoyar sin tirar la bici.

Encontrarás huecos entre árboles, justo frente a la arena. No hay soportes oficiales ni guardia, pero la comunidad cuida el orden. Por referencias de locales, es mejor no encadenar a troncos jóvenes ni ocupar pasos a la playa; dejan claro que el flujo de gente y los carritos necesitan ese espacio. Si el sol pega, mueve la bici unos metros y busca sombra: el asiento al rojo no perdona. Pequeño detalle útil: orienta el manillar paralelo a la carretera, así evitas que el viento la tumbe.

Transporte público a Anse Severe (La Digue)

No hay bus local. El “público” es el ferry entre islas y, ya en La Digue, la bicicleta. Los taxis eléctricos se coordinan desde alojamientos o en el muelle; tarifas por trayecto cortas.

Los carros eléctricos sirven para traslados puntuales: familias con maletas, lluvia sorpresa, rodillas cansadas. Suelen tardar 5–10 minutos desde el muelle hasta Anse Severe, según tráfico de bicis. Los conductores prefieren reservar por WhatsApp o mediante tu guesthouse; confirma precio antes de subir, las tarifas cambian según temporada. Ojo con la última luz: a veces se saturan a la hora del atardecer. Y un apunte práctico para quienes van al agua: entra por los claros de arena, evita pisar coral y usa protector solar mineral. Cuidar el arrecife empieza desde cómo te mueves y dónde pones los pies, así de directo.

Mejor época Anse Severe (La Digue)

En costas del Índico he comprobado que los alisios del sureste (mayo–septiembre) limpian el agua del lado noroeste. En Anse Severe esto se nota: menos suspensión, laguna más clara y oleaje reducido por el arrecife. Octubre–abril llega con humedad alta y calor, y aunque diciembre–enero trae chaparrones, suelen ser cortos; el cielo queda más cargado, sí, pero el día no se pierde.

Mediodía castiga de verdad. Si vas a nadar o hacer snorkel, apúntale a primeras horas o al tramo final de la tarde. El sol cae detrás de Praslin y, cuando el aire está seco, los atardeceres salen limpios, con ese brillo naranja que rebota en la laguna. Un barquero local me comentó una tarde de julio: “cuando sopla sureste, Anse Severe se queda como una piscina”. Lo he visto en playas similares de Seychelles, y aquí encaja.

  • Agua entre 26–29 °C todo el año: traje corto opcional, una lycra basta.
  • Viento más notorio en estación seca, pero dentro de la laguna sigue manejable para flotar sobre coral.
  • Tras tormenta, dale 24–48 horas a la visibilidad.
  • Protege el arrecife: usa bloqueador mineral, no te pares sobre el coral y patada corta con aletas.
  • Calor pesado en octubre–abril: hidrátate y busca sombra real para el descanso.
  • Mosquitos después de lluvia al caer la tarde: repelente en la mochila.

Una mañana, si mal no recuerdo, la señora de un puesto de fruta en La Passe me dijo que la clave era “mirar el mar de reojo desde la carretera: si lo ves como espejo, entra”. Tal cual. La brisa trae sal y notas de curry criollo desde las casas; cuando el viento baja, se siente que el agua te abraza, no te empuja.

Mareas en Anse Severe (La Digue)

Con marea muy baja, el fondo rocoso asoma y la entrada se vuelve incómoda, con erizos y parches de coral expuestos. Lo práctico: apunta a media marea subiendo hasta pleamar. Ahí la flotación es fácil, las aletas no rozan y la visibilidad aguanta. Los reportes de La Digue confirman que las corrientes dentro de la laguna son suaves, pero cerca de los canales del arrecife pueden tirar; no intentes cruzar el borde del arrecife.

Mi recomendación: consulta tablas de marea de Praslin/La Digue y arma ventana de dos horas alrededor de la pleamar si quieres snorkel sin estar peleando con piedras. Si buscas atardecer y un baño tranquilo, funciona bien cuando la marea alta cae entre 15:00 y 18:00 en temporada seca; luz baja, agua con textura de vidrio, fácil de leer.

“Con la marea arriba, mirás, flotás y te vas. Con la marea abajo, mejor una siesta a la sombra.” — pescador de La Digue

Así de directo. Ajusta hora por sol y marea, y Anse Severe responde.

Anse Severe (La Digue) con familia o solo

Laguna somera, entrada progresiva y zonas de sombra hacen que funcione bien con niños. En mi experiencia, a media tarde el ambiente es tranquilo y el sol pega menos.

  • Lleva escarpines para evitar erizos y rocas.
  • Sin socorristas: mantén siempre contacto visual en el agua.
  • Espacio limitado con marea alta; llega temprano si buscas sombra amplia.

En costas del Índico he comprobado que estas lagunas protegidas rinden mejor cuando todos se mueven despacio: nada suave, no patees el fondo y mantente dentro del “vaso” turquesa. Aquí se disfruta sin apuro. El sonido es bajo: olas filtradas por el arrecife, hojas de takamaka que crujen, olor a sal y a fruta cortada.

Servicios en Anse Severe (La Digue)

No esperes infraestructura pesada. Algunos días aparece un puesto con cocos fríos, mangos o refrescos; otras veces no hay nadie. He visto alquiler informal de snorkel en jornadas concurridas, pero no siempre coincide con tu horario. Baños y cajero están en La Passe, a pedal corto por la carretera principal. Agua y snacks mejor traerlos en una bolsa térmica; los precios en la isla suben rápido y la oferta es limitada.

Como referencia, un coco fresco suele costar menos que una gaseosa importada y rinde más. Efectivo en rupias seychellois simplifica todo; algunas ventas aceptan tarjeta en La Passe, no cuentes con eso en la playa. Señal de móvil decente, datos pueden flaquear en horas pico. Residuos: llévatelos de vuelta. No hay papeleras, y el viento se lleva todo directo al arrecife.

Sobre seguridad en tierra: La Digue se siente tranquila, pero cuida lo básico. Deja la bici con candado y sin objetos a la vista. Un local me dijo: “aquí nos conocemos todos, pero una cesta abierta es tentación”. Punto. Si llevas cámara o dron, funda estanca y arena lejos de cremalleras.

Accesibilidad y sombra real

Takamakas y palmeras regalan sombra útil en la parte trasera. No es una “galería” continua, pero se encuentran huecos para tirar pareo y relajarse. Ojo con las palmeras cargadas: evita sentarte justo debajo de cocos grandes. El acceso desde la carretera es corto, sin escalones; la transición a arena es el único tramo que puede trabar. Una silla de ruedas manual puede requerir ayuda en esos metros finales; con cochecito de bebé, riders grandes ruedan bien si bajas presión y tomas la entrada más compacta, pegada a los bloques de granito del centro.

Con marea llena la franja seca se achica y la sombra se disputa; llegar antes de mediodía asegura mejor spot. Para familias, una carpa baja o un sarong tensado entre takamakas funciona. Un botiquín chico con suero fisiológico y desinfectante salva cortes de coral; si tienes vinagre, úsalo ante roces con medusas pequeñas. Un pescador en La Passe me explicó que el borde del arrecife “no es para juegos”, y tiene razón: quédate en la parte interior, donde el agua se siente calma y la profundidad es amable.

Recuerdo una tarde cuando el granito se encendió naranja y la laguna quedó de vidrio. La señora del puesto cortó un coco en dos golpes, me lo pasó con una sonrisa y me dijo que las tortugas aparecen temprano, “antes del calor fuerte”. Buen dato para el día siguiente, pero eso es tema de otra sesión.

Snorkel en Anse Severe (La Digue)

Entrada fácil desde el centro de la playa; bordea los bloques de granito hacia los extremos donde se mueve más vida. Tortugas no son raras en las primeras horas del día. Visibilidad sube con mar en calma y poca gente removiendo fondo.

  • Usa protector solar de arrecife.
  • No te pares sobre el coral; evita patadas descendentes.
  • Boyita o tubo visible si te alejas del borde interior.

Por referencias de locales de La Digue, el acceso más limpio es justo frente al claro de arena central: te metes, avanzas 15–30 metros y ya aparecen jardines de coral bajo un agua que huele a sal y algas frescas. Desde ahí, desplázate paralelo a la costa. Hacia el norte (mano derecha mirando al mar), las formaciones alrededor de los granitos grandes concentran peces loro, cirujanos y mariposa. Hacia el sur, en dirección a La Passe, hay más hierba marina y arenales con pepinos de mar, perfecto si buscas encuentros con tortugas pastando.

En costas del Índico he comprobado que la mañana manda. Aquí también: con primera luz y marea media a alta, el agua suele estar más clara y plana, el viento duerme y el tráfico humano aún no ha revuelto el fondo. Cuando sopla el alisio del sudeste (aprox. mayo–septiembre), Anse Severe queda relativamente resguardada, pero el rizado aumenta al mediodía; la otra temporada (octubre–abril) regala lagunas tipo espejo varios días seguidos. Si mal no recuerdo, los locales hablan de “días de vidrio” tras lluvias suaves: cero partículas, colores al máximo.

Equipo justo: máscara que no empañe, aletas cortas y camiseta UV. Un silbato y una boyita compacta dan tranquilidad si te separas del borde interior. No alimentes peces ni toques nada; el arrecife aquí es frágil y se nota rápidamente cuando alguien apoya las rodillas: los corales blanqueados no vuelven.

Seguridad y lectura del agua

Qué vigilar: cambios de color que marcan canales más profundos cerca de las puntas rocosas. Si sientes arrastre, regresa por la parte interior pegada a la playa. No cruces el borde del arrecife.

Un pescador me explicó que junto a la punta norte, en marea viva, el agua entra y sale por un canal angosto. ¿Se ve? Sí: lengua azul más oscura, superficie más tensa y una “cinta” de burbujas moviéndose en un sentido. No lo enfrentes de frente; navega diagonal hacia la orilla usando los claros de arena como pasillos.

Lee también la textura: si el viento levanta borreguillos fuera y dentro no, el arrecife está rompiendo afuera y crea rebote; ahí la sensación es de pequeñas sacudidas. Mantén siempre referencia en tierra: un takamaka grande, la roca más alta, la curva de la carretera. Marca mentalmente tu punto de entrada para clavar la salida por el mismo arenal, sin pelear con rocas ni erizos.

En playas similares he visto que la tentación es ir hasta el “borde” por mejor viso; aquí no vale la pena. La vida se concentra en los parches mixtos de coral y arena del interior, donde el agua sigue siendo clara y el riesgo es bajo. Si llevas cámara, sujétala con leash corto; he visto perder equipos en un tirón tonto junto a los granitos. Y si notas lluvia fuerte reciente, espera una hora: el agua dulce desde la carretera enturbia la primera capa, luego se asienta y vuelve la transparencia. Así de directo: paciencia, respeto y ojos abiertos, y Anse Severe te devuelve escenas que se quedan.

Presupuesto real para Anse Severe (La Digue)

  • Bicicleta por día: 10–15 € según estado y candado/luz.
  • Taxi eléctrico interior: 10–20 € por trayecto corto.
  • Ferry interislas: variable; reserva con antelación en temporada.
  • Snacks y fruta en playa: 3–10 €.
  • Alquiler básico de máscara y tubo: 5–10 € cuando hay disponibilidad.

Efectivo útil; el cajero más fiable está en La Passe. Precios suben en festivos y horas pico.

En costas del Índico he comprobado que los precios bailan según la hora y la demanda. En La Digue, si tomas la bici temprano, puedes negociar cesta, candado y luz dentro del mismo rango de 10–15 €. Revisa frenos y juego de la cadena, pide bomba y un candado decente. Si alquilas más de un día, pide tarifa acumulada. A veces bajan 2–3 € por día si pagas por adelantado en efectivo.

Con los taxis eléctricos, úsalo solo cuando el sol aprieta o vas cargado. Para trayectos cortos hacia/desde Anse Severe ese 10–20 € se dispara si enganchas cambio de turno o lluvia. Un conductor me dijo: “si necesitas ida y vuelta al atardecer, bloquéala antes de las 16:30, después todo el mundo quiere ver el sol caer”. Tiene sentido.

El ferry es el típico cuello de botella. Después de investigar horarios recientes, lo más seguro es reservar con antelación en temporada alta y elegir primera hora para tarifas más estables. Guarda margen por si hay mar de fondo o retrasos en embarque. Y lleva siempre billetes pequeños; en kioscos y takeaways la tarjeta falla y el cambio va lento.

  • Agua y residuos: compra garrafas grandes en La Passe y rellena botellas. Menos plástico y menos euros sueltos en la playa.
  • Snacks: fruta cortada, samosas y rotis salen 3–10 €. Si puedes, encarga temprano y pide la salsa aparte para que no se empape.
  • Atardecer: los precios del chiringuito improvisado suben cuando el cielo se pinta naranja. Lleva tu termo y algo de picoteo, disfrutas igual.

Una tarde, mientras el viento olía a carbón y sal, un pescador me explicó que el precio del pescado a la parrilla cambia según la captura del día y el coste del hielo. Así de directo. Si te ofrecen “extra salad” o “spicy sauce”, confirma si va incluido o no; a veces suma 1–2 €.

Dónde comer cerca de Anse Severe (La Digue)

La Passe queda a minutos en bici. Buenas opciones: takeaways criollos para curry de pescado, parrillas sencillas al atardecer y cafés con platos del día. Para ahorrar, compra agua grande en el pueblo y recarga botellas. Evita plásticos de un solo uso.

Por referencias de locales de La Digue, el curry de pulpo, el chutney de coco y la fruta del pan asada rinden bien por lo que pagas. Raciones honestas, sin espectáculo. Si buscas vegetariano, pregunta por lentejas y verduras salteadas; se agotan si llegas tarde. He visto que alrededor de las 18:00 ya hay fila en los mostradores calientes. Mejor pasar a las 16:30–17:00, comprar, y volver a la playa para ver el sol bajar con tu propio picnic.

Un detalle práctico: algunos cafés cierran si se quedan sin producto, aunque el cartel diga 19:00. Si mal no recuerdo, el súper más grande de La Passe aún cierra relativamente temprano, así que no lo dejes para última hora. Y lleva tu contenedor reutilizable; varias cocinas lo aceptan sin problema, ayuda a la isla y tu comida llega mejor a la arena.

Anse Severe rinde si la tomas con calma: bici, horas de luz suaves, respeto por el arrecife y agua suficiente para no depender de nadie. Si buscas oleaje o escenas de postal vacía al mediodía, no es. Para atardecer, snorkel corto y logística simple, cumple sin drama. Así de directo.

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Bruno Costa

Bruno Costa es un viajero incansable y apasionado del surf. Ha recorrido playas de España, Portugal y Latinoamérica buscando la ola perfecta. En PlayasMundo comparte consejos, historias y destinos para que cada viaje al mar sea una experiencia inolvidable.

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